El quiste tirogloso es un trastorno congénito, por lo que se diagnostica con más frecuencia en niños en edad preescolar o a mediados, usualmente seguido de una infección de las vías respiratorias superiores. Los quistes del conducto tirogloso son considerados la tumefacción congénita del cuello más frecuente y constituye la segunda causa de tumor cervical después de las linfadenopatías benignas. En menos del 1% de los quistes se puede ver una transformación maligna, generalmente de origen tiroideo.

Las ubicaciones más frecuentes del quiste tirogloso es la línea media o levemente a un lado de la línea media, entre el istmo de la glándula tiroides y el hueso hioides o justo por encima del hioides. Un quiste tirogloso puede desarrollarse en cualquier punto a lo largo del conducto tirogloso, aunque los quistes en la lengua o el piso de la boca son poco frecuentes. Un quiste en el conducto tirogloso puede moverse hacia arriba al protruir la lengua.

Los quistes tiroglosos están asociados a un aumentado riesgo de tejido tiroideo ectópico. Ocasionalmente un tiroide lingual puede verse en la lengua como una masa aplanada de forma de fresa en la base de la lengua.

Las características clínicas pueden ser halladas en la porción subhioidea de la laringe y un 75% de los casos se presentan como tumefacciones en la línea media. El resto se localiza a los lados laterales a la altura de la prominencia laríngea del cuello.

El quiste del ducto tirogloso se presenta mayormente como una masa asintomática y palpable en la porción central del cuello que por lo general se mueve al tragar. Es probable encontrar dolor de garganta, del cuello o disfagia.

La persistencia del ducto o sus sinuosidades pueden promover secreciones orales, que pueden causar la infección del quiste. Hasta un 50% de los quistes tiroglosos no son diagnosticados sino en la vida adulta. El tracto puede permanecer latente por varios años o incluso décadas hasta que algún estímulo conlleve a su detección. La infección puede causar la aparición transitoria de la masa o su agrandamiento con ocasionales recurrencias. También ocurren drenajes espontáneos del quiste.

El tratamiento de un quiste tirogloso consiste en la resección quirúrgica, a menudo requiriéndose la remoción de la sección media del hueso hioides. Aunque son quistes por lo general benignos, el quiste tiende a ser removido si el paciente exhibe dificultades para respirar o tragar, o si el quiste llega a infectarse.