Si el ronquido es ligero, no suele causar problema social; sin embargo, si es muy llamativo y continuo, se convierte en un auténtico problema, no sólo social, sino también para la salud, porque ésta empeora cada vez que ronca. Sufre su sistema cardio-respiratorio y puede llegar a producirse un infarto u otros accidentes cardio-respiratorios o cerebrales, ya que, asociado al ronquido, puede aparecer – y de hecho lo hace con gran frecuencia- el denominado Sí­ndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (S.A.O.S.).

Hay que considerarlo como un signo de la obstrucción parcial de la vía aérea y, en consecuencia, un sí­ntoma de algo que puede ser más importante, como es un trastorno obstructivo.

Las causas más frecuentes que originan el ronquido suelen ser la obesidad, con la flacidez de tejidos blandos, sobre todo a nivel del paladar, las obstrucciones nasales debidas a tabiques desviados, poliposis nasales o hipertrofia de cornetes, o a problemas obstructivos de base de lengua o de hipofaringe.