Es una prueba de diagnóstico utilizada en el campo de la Otorrinolaringologí­a o Alergología que permite estudiar el flujo de aire a diferentes presiones que pasa a través de las fosas nasales durante la inspiración y la espiración y detectar posibles obstrucciones y/o resistencias a su paso. El estudio requiere del uso de un rinomanómetro (aparato que mide los flujos y las resistencias del aire) conectado a un ordenador el cual recoge y analiza los resultados obtenidos.

Antes de realizar la prueba deberá el paciente realizar una limpieza de las fosas nasales.

En la Rinomanometrí­a anterior activa el paciente permanece sentado frente al rinomanómetro, se le colocará una mascarilla facial (si se desea medir el flujo aéreo) o una oliva nasal (si se desea medir las resistencias al flujo aéreo) y se le pedirá que respire con normalidad y de forma pausada. Durante el estudio suele ocluirse una fosa nasal y posteriormente la contralateral para obtener la medida de flujos y resistencias de cada fosa de forma independiente y de ambas fosas de forma conjunta.

Consideraciones:

Se aconseja evitar fumar y el uso de medicación o sustancias tóxicas aplicadas en el interior de ambas fosas nasales al menos 48 horas previas al estudio.

La rinomanometría anterior activa es indolora para el paciente, no implica riesgos para el paciente y no tiene contraindicaciones para su realización

Se puede realizar de forma basal, sin vasoconstrictor o utilizando un vasoconstrictor y ver las diferencias de flujos y resistencias

Indicaciones:

La rinomanometrí­a permite valorar si existen alteraciones del paso del aire a través de las fosas nasales tanto en su entrada durante la inspiración como en su salida durante la espiración. Permite detectar la presencia de obstrucciones o de resistencias al paso del aire producidas por ejemplo por la presencia de pólipos, inflamación de la mucosa nasal, hipertrofia de cornetes o de adenoides, desviación del tabique nasal, etcétera; y cuantificar si dichas alteraciones son tan importantes como para requerir de tratamiento quirúrgico o no quirúrgico.

Útil también como prueba de control después de determinados tratamientos (como la septoplastia o corrección de la desviación del tabique nasal) para comprobar si han sido o no eficaces para lo cual se compara si los valores obtenidos tras el tratamiento han mejorado o no con respecto a los valores iniciales.